Medio ambiente

La Antártida está cambiando de color por el deshielo: Hay preocupación en los científicos

La cubierta vegetal de la península Antártica se multiplicó por 10 en las últimas cuatro décadas, mientras la masa helada desaparece a un ritmo cada vez mayor.

En las remotas y gélidas extensiones de la Antártida, un cambio sorprendente y preocupante está en marcha.

La Península Antártica, conocida por su paisaje de hielo perpetuo, está experimentando un aumento dramático en su cobertura vegetal, un fenómeno que ha conmocionado a la comunidad científica internacional y nos brinda una muestra clara de las consecuencias del cambio climático que estamos viviendo, producto del calentamiento global.

Un nuevo estudio, realizado por las universidades de Exeter y Hertfordshire, y el British Antarctic Survey, utilizó datos satelitales para evaluar en qué medida la península Antártica se ha “reverdecido” en respuesta al cambio climático.

La introducción de especies no nativas, ya sea accidentalmente por humanos o naturalmente por aves migratorias, podría tener consecuencias devastadoras para los ecosistemas autóctonos”, señaló el doctor Bartlett. La vegetación también puede alterar el albedo de la región, es decir, su capacidad de reflejar la luz solar, exacerbando localmente el calentamiento.

En un estudio anterior, que examinó muestras de núcleos tomadas de ecosistemas dominados por musgos en la península Antártica, el equipo encontró evidencia de que las tasas de crecimiento de las plantas habían aumentado drásticamente en las últimas décadas.

 

La Antártida desde el espacio

Lo más sorprendente de estos cambios es que son claramente visibles desde el espacio, según imágenes satelitales analizadas por el equipo. “Estas observaciones satelitales nos permiten monitorear cómo y dónde cambia la cobertura de nieve, proporcionando evidencia irrefutable del impacto del cambio climático en regiones remotas”, comentó Roland.

 “Las plantas que encontramos en la península Antártica, principalmente musgos, crecen en quizás las condiciones más duras de la Tierra”, señaló Roland, de la Universidad de Exeter.

El paisaje sigue estando dominado casi en su totalidad por nieve, hielo y rocas, con sólo una pequeña fracción colonizada por vida vegetal. Pero esa pequeña fracción ha crecido drásticamente, lo que demuestra que incluso esta vasta y aislada ‘naturaleza salvaje’ se está viendo afectada por el cambio climático antropogénico”, agregó.

El equipo de investigación está particularmente interesado en cómo las plantas están colonizando la tierra recientemente expuesta por el retroceso de los glaciares. Estudiar este fenómeno no solo es fascinante desde una perspectiva biológica, sino crucial para entender los futuros impactos ecológicos en la región”.

Además de la investigación en curso, la comunidad internacional enfrenta el desafío de cómo responder a estos cambios. La cooperación global y las políticas efectivas serán esenciales para gestionar y mitigar los efectos del cambio climático en la Antártida.

Es imperativo que tomemos acción ahora. No solo para proteger la Antártida, sino para preservar la integridad de nuestro planeta”, enfatizó Roland. La investigación subraya la urgencia de abordar el cambio climático de manera proactiva y considerada, con un enfoque en la sustentabilidad y la conservación.

Otro problema es el de la reflexión solar, o albedo, que es crucial para la regulación de la temperatura terrestre. Las superficies blancas de nieve y hielo reflejan hasta el 90% de la radiación solar, mientras que las áreas más oscuras, como las cubiertas por vegetación, absorben más energía solar, lo cual calienta la superficie. El aumento de la cobertura vegetal podría reducir la capacidad de la Antártida para reflejar la luz solar, acelerando aún más el calentamiento local y, por ende, global.

La biodiversidad en la Antártida es única, adaptada a extremas condiciones. El cambio en la cobertura vegetal y la introducción de especies invasoras podrían tener efectos imprevisibles en la biodiversidad local. Los investigadores están particularmente preocupados por cómo estos cambios afectarán a las especies nativas que han evolucionado para sobrevivir en un ambiente tan extremo y aislado.

El estudio, publicado en la revista Nature Geosciences, es un recordatorio contundente de que ningún lugar, por remoto o aislado que sea, está inmune a los efectos globales del cambio climático. En la Península Antártica, el verde no solo simboliza la vida, sino también un cambio profundo y potencialmente perturbador, resonando como un llamado a la reflexión y la acción global en la lucha contra el calentamiento del planeta. (INFOBAE)