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Lionel Messi, Campeón del Mundo en Qatar, dos goles y dos nuevos récords en el día más glorioso del capitán argentino

El 10 es el jugador con más partidos y más minutos en una Copa del Mundo en la historia de todos los mundiales. En la primera parte, marcó del penal y volvió a anotar en el alargue.

Lionel Andrés Messi consiguió la gloria eterna: con la Selección Argentina ganó la final de Qatar 2022 ante la Francia de Kylian Mbappé. En el partido, hizo dos goles y alcanzó dos nuevos récords.

La Selección jugó una final perfecta durante ochenta minutos, hasta que el Diablo (Mbappé) metió la cola: primero con dos goles y después con uno más. En la final más loca y espectacular de la historia. Tal vez tenía que ser así el último partido de Messi en los Mundiales. Absolutamente inolvidable.

Por eso las lágrimas, la locura del final, el desahogo triunfal con los hinchas en el estadio y con todo el país allá, tan lejos y tan cerca. Todo más que merecido.

Messi, el alma de esta Selección campeona del mundo. También Di María, la imagen de la insistencia, de no rendirse, merecía una despedida así. Ellos contagiaron a un equipo que jugó un primer tiempo insuperable, más que perfecto, borrando de la cancha al último campeón, obligando al técnico Deschamps, en pleno desconcierto, a hacer dos cambios a los 40 minutos.

Un Dios justo que, a pesar de que los dueños del partido en esos ochenta minutos fueron tres leones parados en el mediocampo (De Paul, Enzo Fernández y Mac Allister), les dio su premio tan merecido. A Di María, que contra todo lo esperado arrancó como titular pero tirado sobre la izquierda, la posibilidad de ese desborde sobre los veinte minutos ante Koundé que terminó en penal de Dembelé. Y luego, la chance de definir el contraataque más perfecto de toda esta Copa del Mundo, a los 35.

Y a Messi, en su último partido mundialista, el 26 del récord total, la oportunidad de patear otro penal, el quinto en tiempo reglamentario, y marcar su sexto gol, el 12° en Copas del Mundo. Lo ejecutó como si fuera uno más, no sólo por la calidad, también por la calma. Y después, en el suplementario, le regaló uno de los goles más raros de su carrera: de derecha y de rebote. Después el diablo Mbappé volvió a interponerse para que la película fue de suspenso.

La mejor actuación del equipo de Scaloni en el momento justo, aunque como enfrente estaba Francia hubo que sufrir hasta el final y volver a implorar por las manos salvadoras de Dibu Martínez.

Messi y Argentina dieron vuelta la letra del tango “Naranjo en flor”: primero hay que saber gozar, después sufrir, después amar, después partir…

Así se va Messi de los Mundiales. Campeón como merecía y, a pesar de Mbappé, con la chapa de ser el mejor.

 

 

Clarín Deportes